No hay ninguna duda, tener una hija es maravilloso. Las noches sin dormir, las horas que te quitas de tiempo para ti misma y se las dedicas a ella... todo compensa. Cuando te dice que te quiere, cuando te abraza, cuando quiere vestir igual que tú... qué sensaciones más bonitas. Saber que alguien te admira tanto, que eres su fuerza y su seguridad, que cuando te coge de la mano calmas sus miedos. Inexplicable, solo las mamis que me leéis sabéis de que hablo.